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¿Qué es la figura del Coaching Jurídico?

Lo lógico es preguntarnos primero sobre el concepto de coaching. La verdad es que el término de coaching está siendo extremadamente utilizado en la actualidad, comprendiendo casi cualquier actividad sobre la cual una persona pueda “coachear” o instruir a otra persona.


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Sí es válido notar que el término “coaching” nace en el ámbito deportivo, pues – hasta el día de hoy – se conocen como “coaches” a los entrenadores de equipos o de profesionales de las diferentes disciplinas deportivas. No obstante, lo que realmente es el coaching, va más allá de solamente aconsejar a personas dentro del deporte.


Para la International Coaching Community, el coaching se define como una asociación entre el coach y el cliente, en la cual el primero ayuda al segundo a lograr su mejor versión de sí mismo y a producir los resultados que quiere.


De igual manera, para Timothy Gallwey, en su libro “El juego Interior del Tenis”, la esencia del coaching consiste en liberar el potencial de las personas, para que puedan llevar su rendimiento al máximo. En otras palabras, consiste en ayudarlas a aprender en lugar de simple y llanamente enseñarles.


Entonces, el coaching se trata de una asociación entre dos personas – el coach y el cliente – en virtud de la cual la primera acompaña y ayuda a la segunda a desarrollar su potencial, a buscar y encontrar sentido y balance en su vida, a marcar, fijar y cumplir objetivos, a resolver los problemas que tiene, a vislumbrar todas las opciones y a realizar los cambios que quiere, entre muchas otras cosas.


Llevando esto al ámbito jurídico, la Dra. Rosana Bril en su libro “Abogar Emergente: Coaching Jurídico para la Transformación de los Abogados”, define dicho concepto como la disciplina que viene a actualizar y desarrollar habilidades legales, de liderazgo y humanas que se han vuelto indispensables en estos tiempos para el ejercicio de la profesión de abogado y el crecimiento sostenible de oficinas de abogado. 


En mi opinión, y de manera más específica, se puede definir el coaching jurídico como la asociación entre el coach y el cliente (que puede perfectamente ser una oficina de abogado como tal o una persona individual), mediante la cual el cliente busca ayuda en lo que hemos visto anteriormente sobre el coaching, pero aplicado, de manera específica, al ámbito jurídico o legal.


Esto último es importante, puesto que si bien es cierto que existen muchos elementos comunes (al final somos todos seres humanos) el mercado o ámbito laboral jurídico/legal tiene sus particularidades que no necesariamente concuerdan con otras áreas.


Por ejemplo, una oficina de abogado (o un abogado) pudiera necesitar coaching para crear un plan de crecimiento de la oficina para así tener planificado los cambios a realizarse y los hitos a alcanzarse.


De igual manera, pudiera utilizar el coaching para crear y mantener un ambiente laboral que le permitiría tener un personal de alta calidad lo cual le facilitará el servicio a los clientes y por ende las ganancias económicas y el crecimiento de su firma.


Por otro lado, quizás necesita coaching para vencer los obstáculos (tanto internos como externos) que le permitan automatizar algunos procesos de su oficina y consecuentemente ser más eficiente y poder generar más trabajo y atraer más clientes.


En sentido general, esta disciplina busca ayudar a las oficinas de abogado y a los abogados a generar estabilidad, productividad, rendimiento y sostenibilidad de su práctica, a través de un enfoque especial en la renovación del liderazgo, la eficiencia y el lado humano de la profesión.


De manera más específica y en términos prácticos contribuye a: 


-       Disminuir la rotación del personal.

-       Mejorar el ambiente de trabajo de las oficinas de abogado.

-       Mejorar el compromiso y eficiencia de los miembros del equipo.

-       Eficientizar el manejo administrativo de la oficina.

-       Eficientizar la carga de trabajo y las prioridades de la oficina.

-       Crear plan de trabajo para crecimiento de la oficina.

-       Atraer y fidelizar a clientes.

-       Aumentar los niveles de servicio.

-       Reducir el burnout.

-       Mejorar el balance vida-trabajo.

-       Reducir la duplicidad del trabajo.

-       Mejorar el proceso creativo de soluciones de parte de los abogados.

-       Crear orden y procesos en el trabajo.

-       Mejorar la comunicación interna y el trabajo en equipo de la oficina.

-       Eficientizar delegación de parte de los líderes. 


Se trata, sencillamente, de una herramienta – como muchas otras – que ayuda a alcanzar nuestra mejor versión.

 
 

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